sábado, 10 de septiembre de 2011

CIVILIZACIÓN Y BARBARIE


Acerca de nuestro "gran maestro":
Domingo Faustino Sarmiento dijo acerca de Juan Manuel de Rosas:
“…mitad mujer por lo cobarde, mitad tigre por lo sanguinario…” (Facundo, Introducción).
Cada uno sabrá discernir si fue acertada o no su caracterización, pero adviértase que nuestro “gran maestro” mostró una marcada veta machista (¿o misógina?) surgida desde muy adentro…
Quizás su brillante pelada y su cuerpo lampiño lo hacían mirar con envidia al Tigre de los Llanos, Facundo Quiroga, y en él, a todos los que se le parecían físicamente:
“Hoy, gracias a los caprichos de la moda, no causa novedad al ver hombres con barba entera a la manera inmemorial de los pueblos del Oriente… Un pueblo que habla español y lleva y ha llevado siempre la barba completa, cayendo muchas veces hasta el pecho; un pueblo de aspecto triste, taciturno, grave y taimado, árabe…” (Facundo, Capítulo VI – La Rioja – El comandante de campaña).
Ojo, ciudadanos, con los pueblos de Oriente y sus barbados habitantes. Ya lo dijo nuestro “primer educador”: son todos taimados y, por extensión, lo son también todos los que usan barba completa como ellos, en mayor o menor grado, según el largo. George Bush tuvo de dónde aprender…
Típico de los extremistas, también en nuestro “prócer” podemos descubrir un marcado pensamiento “determinista”, biológicamente hablando. En la correspondencia mantenida con el Gral. Bartolomé Mitre, sostenía sin enrojecer ni siquiera un poquito:
“Quisiéramos apartar de toda cuestión social americana a los salvajes, por quienes sentimos sin poderlo remediar, una invencible repugnancia…”.
“No trate de economizar sangre de gauchos. Éste es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre es lo único que tienen de seres humanos esos salvajes…”.
Pero volvamos a uno de los considerados hitos de la literatura argentina: “Facundo”. Famoso se hizo el epígrafe que en elegante francés el culto maestro argentino citó al principio de su obra:
On ne tue point les idées – (Fortuol)
Y traduce a continuación —no sé si bien o mal, desconozco el francés—:
A los hombres se degüella: a las ideas no.
Hermoso y significativo pensamiento, si dudas. Pero si alguien pensaba distinto que Sarmiento, si tenía ideas diferentes: ¿qué pasaba?
“No sé lo que pensarán de la ejecución del Chacho (Peñaloza). Yo inspirado por el sentimiento de los hombres pacíficos y honrados he aplaudido la medida, precisamente por su forma. Sin cortarle la cabeza a aquel inveterado pícaro y ponerla a la expectación, las chusmas no se abrían aquietado en seis meses”. (Cartas a Mitre)
Como dice Felipe Pigna en “Los mitos de la historia argentina”: “Algunas ideas no se matan, otras sí”.
El creador de la dicotomía CIVILIZACIÓN Y BARBARIE asoció el primer concepto a la ciudad, a Europa y sus habitantes, al orden, a la pureza, a la inteligencia, a la persona “de bien”; y en el segundo concepto incorporó al indio, al gaucho, a América y por ende a Argentina —salvo la gente como él—, al desorden, a lo impuro, a la ignorancia, a los taimados.
Luego de hacer una lectura detenida y crítica sobre su legado escrito y citado anteriormente, ¿en cuál de los dos conceptos deberemos incluir el ilustre nombre del “padre de la escuela argentina”?

1 comentario:

  1. Está genial este perfil "del gran maestro".
    ¿Qué agregar? Cuesta pensar en un educador con este costado ideológico... ¿Y cómo lo recortamos ese costado ideológico del escritor?

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